Gooooooooooooood
Moooooooooooorning!!
Por fin es lunes.
Siempre me ha llamado
mucho la atención los vinos. Su origen, su elaboración, su presentación hasta
su comercialización. Conocer y enjuiciar un vino es un arte que muy pocos llegan a dominar. Al
igual que una mujer.
El color, el aroma y
el sabor son las señas de identidad de un buen caldo que sólo una persona
adiestrada es capaz de distinguir y valorar. Y siempre he pensado que las
mujeres son como el vino, cuando más tiempo pasa por ellas, mejor, más firmes,
más intensas …
En la descripción de
un vino se utiliza una amplia y variada terminología. Este es el significado de
algunos de los adjetivos que se escuchan habitualmente en una cata y que curiosamente parecen estar hablando de
mujeres… sin duda no es casualidad.
Abocado o embocado. Sin llegar a ser dulce ofrece sensaciones
azucaradas.
Acerado. Blancos y pálidos que recuerda el brillo del
acero.
Afrutado. Expresión incorrecta muy usada para describir algo
delicado que evoca diferentes aromas vegetales, como el olor propio de la uva
usada en su elaboración o el de otra fruta. El término correcto es frutal.
Agresivo. Con aroma y sabor penetrantes y desagradables.
Suele ser ácido y astringente.
Alegre. Ligero, fresco, fácil de tomar y con buen paso
de boca. Ausencia total de complejidades aromáticas.
Áspero. Astringente en exceso. Debido a la abundancia de taninos o de componentes herbáceos procedentes del
raspón, las pepitas o los hollejos del prensado.
Balsámico. Aromas penetrantes que dan sensación de frescura
y matices mentolados. Brillante. Al trasluz se ve completamente transparente y
sin impurezas.
Carnoso. Con cuerpo y bien conjuntado que produce un rica
impresión física a su paso por la boca.
Crudo o tierno. Joven y sin terminar.
Débil o corto. Con caracteres pocos pronunciados.
Decrépito. Desequilibrado por completo debido al exceso de
edad.
Elegante. Equilibrado que produce sensaciones sugerentes en
nariz y boca.
Espeso. Con mucho cuerpo y densidad.
Fresco. Con una acidez adecuada para su tipo. Se aplica a
los jóvenes de calidad.
Hueco. Decepcionan en todo el recorrido de la boca,
debido a sus muchas carencias.
Lleno. De amplios sabores y matices que colma el
paladar.
Morapio. De color intenso y tonos apagados.
Pastoso. Demasiado densos en la boca y ricos en azúcar.
Perfumado. Con intensos aromas.
Picado. Con síntomas de avinagramiento.
Terpénico. Con aromas densos e intensos originados por los
aceites esenciales que contiene.
Untuoso. Oleoso que se adhiere en la copa y que en la
boca se muestra suave.
Vigoroso. Provoca
sensaciones potentes en la boca. Resulta sabroso, con cuerpo y con una acidez y
nivel de taninos y alcohol bien conjuntados.
Y después de todo esto describiré mi mujer como
una persona que sin llegar a ser dulce ofrece sensaciones azucaradas. Fresca y
fácil de llevar, con una ausencia total de complejos. Penetrante que transmita sensación
de frescura. Brillante. Completamente transparente y sin impurezas. Con un
bonito cuerpo. Bien conjuntada. Con una rica impresión física. Equilibrada, que
produzca emociones sugerentes. Joven pero con aptitud. De amplios matices. Que le
gusten los aromas intensos. Con pasión por los aceites. Que se entrega pero se
muestra flexible. Que produzca sensaciones potentes. Y bien conjuntada.
O lo que es lo mismo abocada, alegre, balsámica,
carnosa, elegante, fresca, llena, perfumada, tepernénica, untuosa y vigorosa. Vino-mujer.
Genial. Por fin es lunes. Saboreando la vida.
OP