lunes, 3 de julio de 2017

LA SERENIDAD SE APRENDE

Por fiiiiiiin es lunes. (Postremo illud Lunae)

Dice un dicho proveniente del latín “malum solum esse insipientem” (el malo o el que obra mal solo lo hace porque no lo sabe). El miedo nos domina en demasiadas ocasiones por lo que no somos cien por cien dueños de nuestros actos. Mantenerse sereno es básico en situaciones complicadas y tensas. Esa calma nos puede dar más de una alegría o dicho de otro modo, evitarnos algún problema futuro.
Cuando tenemos miedo sale nuestro “niño” interior y nos volvemos más creativos, más inseguros y menos reflexivos, más impulsivos.
Muchas veces nos enfrentamos a situaciones que se escapan de nuestras manos y nuestra reacción sueles seguir un patrón de conducta: primero miedo, luego defensa, finalmente ataque. Todo esto en cuestión de segundos por lo que es fundamental saber controlase. Mantenerse calmado, mantenerse sereno.

¿Y esto cómo se consigue? pues como la mayoría de las cosas: practicando.
Si bien es verdad que no podemos planificar situaciones fortuitas pero… si podemos preparar situaciones imprevistas. Es como un juego, muchas veces pienso ¿y si me ocurriera esta situación a mi cómo reaccionario yo? Puede ser algo que le haya ocurrido a otra personas, o bien me anticipo a situaciones a las que tendré que enfrentarme. Si tengo que hablar un tema delicado, complicado o áspero con alguna personas, sea quien sea, me preparo las posibles situaciones, en diferentes escenarios, a la que me tenga que enfrentar. Posibles, contestaciones, posibles preguntas … visualizar esas situación anticipadamente para entender cual podría ser mi reacción más óptima.
De esta forma se rebaja el nivel de tensión, el miedo desaparece y trasmitimos mayor seguridad. Es como cuando nos preparamos un trabajo, una presentación, un examen… a conciencia. El resultado será el que será pero nuestro sistema nervioso se altera menos.
Esa seguridad, esa calma, esa serenidad se aprende.
Hay una frase del escritor Antonio Gala que lo resume muy bien cuando le preguntaron si aspiraba a conseguir la felicidad el contestó: “no aspiro a la felicidad, sino a la serenidad. La felicidad es un don, pero la serenidad es un aprendizaje”. Por lo tanto: la serenidad se aprende.

Genial. Por fin es lunes. Sereno.

OP


No hay comentarios:

Publicar un comentario