lunes, 6 de noviembre de 2017

CUANDO ME TOMÉ 6 CAFÉS.

Por fiiiiiiin es lunes. (Акыр-аягы, ал бүгүн дүйшөмбү)

A eso que le llamaban publicidad subliminal ahora se le llama marketing sensorial.
Ahora parece que hemos descubierto la forma de decir las cosas sin decirlas. Que todos entendamos cosas “sin entenderlo” porque tenemos mas desarrollados unos sentidos que otros, o eso creemos porque lo que en realidad ocurre es que nos enseñaron a manejar unos sentidos mejor que otros, pero capacidad tenemos.

Los que por defecto se trabajan más desde el colegio son la vista y el oído. Si observamos a gente que no tiene estos sentidos (como los ciegos, o los sordos) han desarrollado al máximo otros sentidos.
El tacto, es uno de los más fáciles de reconocer: texturas, calidez, frialdad… para nosotros es súper sencillo pero nadie nos enseña a ello, tan solo lo que aprendemos solos.
El olfato es el que mas huella deja en nuestro recuerdo y el que más tiempo tardamos en olvidar. Podemos recordar aromas de cuando éramos pequeños hasta cuando lleguemos a viejos, pero está mal visto ir olisqueado cosas.
O el sentido del gusto. Como podemos llegar a apreciar matices que están presentes pero casi inapreciables. Esto cualquier persona que haya hecho un curso de cata vinos lo habrá visto.

Eso está ahí y los de marketing lo sabemos, y lo usamos.
Ya no basta con ver las cosas o escuchar una música agradable, mas o menos rítmica, o mas o menos alta, ahora hay que complementar el resto de los sentidos para vender algo. Empezamos con dar a probar algo para que la gente paladee. El objetivo no es solo vender el producto en el acto, si no que eso se quede en nuestro recuerdo y cuando pasemos, después de un tiempo, por un lineal y veamos el producto automáticamente nuestro cerebro los traslada al momento en que lo probamos.

Se puede vender cosas muy complicadas asociando la experiencia a los sentidos.
Recuerdo cuando me tomé 6 cafés y yo no tomo café. Pusimos mi casa en alquiler a través de un agencia. Vino gente a verla pero nadie se decidía. A mi me corría prisa por lo que puse en marcha una pequeña estrategia de marketing sensorial.
Preparé una buena cafetera de café recién hecho (a primera hora de la mañana de un sábado). Cuando llegó la primera visita la casa, que estaba vacía, olía a café y tostadas (también puse algo de pan a tostar). Me tomé un primer café con la primera visita, un segundo con la segunda, un tercero …. y así hasta la última, la sexta, ya entrada la tarde como a eso de las 5. La casa se alquiló ese mismo día.

Una casa es algo muy frío sobre todo si está vacía, pero los aromas a café, sumado a poder paladear una sencilla café asociaba una casa vacía con un hogar ¿y quien no quiere un buen y cálido hogar para vivir?

Esto lo descubrió Starbucks. Sus establecimientos que gustan a todo el mundo porque es como el salón de una cálido hogar, solo empezaron a funcionar cuando metieron el aroma a café (sí es un ambientador, no es el café que preparan). No estoy haciendo spoiler, es simplemente para explicar como nos condicionan los olores y otros sentidos para “sentirnos” mejor.
Hoy en día, cualquier marca que se precia, lo utiliza. Los coches no huelen a nuevo. Yo en algunas presentaciones he usado el olor de coche nuevo con una foto para demostrar la asociación de ideas. Las aspiradoras suenan mas o menos en función de su precio…

Por eso es importante, cuando tengamos algún acontecimiento importante, cuidar o tocar todos los sentidos. De eso saben mucho los buenos escritores que en sus narrativas tocan y enumeran todos los sentidos para acertar con todos los lectores. O por eso te aseguras el éxito con una pareja sí, además de oler bien a colonia, tomas una buena cena en un lugar confortable…

La vida es puro marketing.
 Genial. Por fin es lunes. Empezamos la semana con los 5 sentidos.

OP


No hay comentarios:

Publicar un comentario